jueves, 16 de octubre de 2008

SOLO LA ESCRITURA (SOLA SCRIPTURA)

SOLO LA ESCRITURA

Uno de los grandes logros de la Reforma Protestante del siglo XVI fue haberle entregado al pueblo la Biblia en la lengua vernácula que podía leer y entender bien. Al encender la mecha de la Reforma Protestante, Lutero tradujo la Biblia al alemán común, dejando de lado el latín de los teólogos. Los creyentes podían leer ellos mismos, lo que Dios trasmitía en su Palabra, con lo que su fe estaba sustentada en la Revelación contenida en el texto sagrado. Era una fe que razonaba y que podía dar razones de sus contenidos bíblico-teológicos.
Sin embargo, hoy hay un abuso en ciertos sectores "evangélicos" que nada tienen que ver con el protestantismo histórico y que prometen el éxito si usted hace lo que ellos predican. Ellos leen el texto bíblico sin ningún respeto, por eso no lo "estudian" con seriedad, lejos de enriquecer la lectura del texto bíblico, lo empobrecen haciendo lecturas fundamentalistas y descontextualizadas de la Biblia, declarando que eso es la Palabra de Dios. Como buenos protestantes reformados tenemos que leer la Biblia, pero leerla con el respeto que ella se merece como lo que en efecto es, Palabra de Dios.
Es a Karl Marx, a quien erróneamente se le atribuye el hecho de haber sido el primero en sostener que la religión era el opio de los pueblos. Sin embargo, la historia nos dice que fue Charles Kingsley, un pastor protestante de tradición anglicana, quien expreso –antes que Marx- esa misma idea con las siguientes palabras: "Hemos usado la Biblia como si fuera un mero manual especial para alguaciles, como una dosis de opio para mantener quietas a las bestias mientras se las carga". Eso hacen quienes leen la Biblia sin estudiarla, una lectura fundamentalista y empobrecedora que nosotros no queremos y no hacemos.

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